¿Cómo gestionar la conciliación? Medidas de conciliación tiene cualquiera pero ¿son las medidas adecuadas?

No es lo mismo conciliar que gestionar la conciliación. Esta es una afirmación que cada  vez más frecuentemente subraya Roberto Martínez, Director de Fundación Masfamilia.

Aunque él lo explica claramente, a las empresas todavía nos cuesta ponerlo en marcha, no hay más que ver el estudio ‘Qué cómo y cuánto gestionan la conciliación las empresas en España’ de la Fundación Masfamilia.

El primer bloque que se analiza en este estudio es qué se está haciendo con la conciliación. Los “qués” tienen que ver con las medidas de que se dispone. Uno de los primeros pasos que podemos dar para saber si realmente gestionamos bien la conciliación en nuestra organización es conocer la bondad, el grado de ajuste, de nuestras medidas de conciliación. Es fácil disponer de unas cuantas, o muchas, medidas de conciliación pero lo realmente importante no es el número de medidas sino que estén bien pensadas para cubrir las necesidades de nuestra gente, de todas las personas, no solo de las personas con familia, porque cada una tiene sus necesidades. ¿Sabemos que opinan delos “Premios a la antigüedad”? ¿o de la “Ayuda escolar”?  ¿Sabemoscuál es la medida que más se valora? ¿y la que más se utiliza? O quizás más interesante para poder mejorar ¿cuáles son las que menos satisfacen? ¿las que menos se utilizan? ¿las que están dirigidas a un porcentaje muy pequeño de la plantilla? Un responsable de la conciliación, como gestor que es, debe conocer estos indicadores.

Pero realmente ¿cómo podemos saber si las medidas se ajustan a las necesidades de nuestra plantilla? En el modelo efr, utilizamos la llamada “voz del empleado”. Un cuestionario en el que preguntamos por las principales medidas, o sobre aquellas sobre las que más nos interesa tener información, que nos permite saber si las medidas de que disponemos son conocidas, utilizadas, si se dirigen a muchas personas o pocas, el grado de satisfacción que producen en quienes las utilizan…

Luego hay que interpretar los datos, porque se puede tener una medida que no utilice nadie (o casi nadie) y que tenga un índice de satisfacción muy alto, por ejemplo un seguro de vida, y que por tanto queramos mantener en nuestro catálogo. Y es que las buenas medidas de conciliación son aquellas que, en la medida de lo posible, dan respuesta a las necesidades de conciliación de las personas de nuestra organización.

También puede ser que una medida o grupo de medidas, por ejemplo de flexibilidad temporal, sean bien valoradas en un departamento y no tanto en otro. Suponiendo igualdad de condiciones, esta información nos puede indicar que algo está pasando, muy posiblemente que exista alguna barrera por parte de los mandos intermedios o por parte de la dirección.Teniendo estos datos podremos tomar decisiones que nos permitan mejorar.

Y esto es gestionar la conciliación, ir modificado las medidas o las condiciones que las favorezcan. Un catálogo de medidas de conciliación debe ser algo vivo, dinámico, que se vaya ajustando y no que permanezca invariable en el tiempo. Salvo que se esté en el nivel de excelencia, claro.

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