“¿Qué te ha pasado esta noche, cariño?” – preguntó Ana intentando consolar a su nervioso marido.

Nada, he dormido fatal…hoy tengo la conferencia y la verdad es que estoy bastante nervioso” – contestó él.

Pero…¿si lo controlas perfectamente, no? – insistió Ana

Si, pero no sé qué pasa…será eso que llaman miedo escénico…” – matizó Chema.

Habitual, normal, lógico…y hasta un cierto límite puede resultar positivo, pero si sobrepasamos ese límite, no tendremos la destreza indispensable para comunicar y llegar a las “cabezas” que vamos a tener delante en nuestras charlas / conferencias.

Recuerdo hace “unos cuantos, muchos” años, la primera vez que tenía que ponerme delante de un número considerable de personas para exponer unos datos y conclusiones sobre un proyecto que estaba gestionando. ¿Qué podía pasar si controlaba el tema a la perfección?

… ya no recuerdo nada más de lo que ocurrió en esa presentación. Al terminar, mi compañero y amigo Miguel Ángel, me preguntó: “¿Qué tal ha ido todo?” – “No sé, pero ha acabado”

Desde ese momento, me di cuenta que es necesario e indispensable prepararse a conciencia (teniendo en cuenta muchas variables) cualquier acto de comunicación que vayamos a tener y que el control del tema a tratar, será necesario pero no suficiente (como “el valor en la mili” que diría mi padre…).

Así pues, deberíamos analizar estas variables que influyen en la comunicación e intentar trabajarlas y así conseguir bajar el nivel de estrés que eso supone.

Veamos algunos de esos factores (muy someramente) que pueden influir en la eficiencia de una conferencia:

Conexión – una de las cosas más difíciles es conseguir la conexión con las personas que nos están escuchando. Para esto será necesario trabajar los primeros minutos y conseguir el enganche con nuestra audiencia.

Objetivo – casi nunca nos plantemos la pregunta, ¿esto para qué’? Si queremos que nuestra charla tenga llegada, lo primero que tenemos que tener claro es para qué contamos lo que vamos a contar. Lo demás, tendrá que girar en torno a este  objetivo.

Mensaje – cómo “empaquetar” la conferencia será también fundamental…soportes audiovisuales que impacten, títulos, enganches entre los diferentes bloques, la coherencia…e incluso nuestra vestimenta y comunicación no verbal.

Participación – fomentemos la participación para que puedan “tocar” aquello que estamos contando.

Audiencia – ¿quiénes son? ¿Qué saben del tema que vamos a tratar? ¿Qué esperan de mí? ¿Qué les podemos aportar?…en otras palabras, tenemos que hacer la conferencia para ellos.

Relajación – es muy importante trabajar técnicas de control emocional y relajación (técnicas que se utilizan en el mundo del teatro), sobre todo y fundamentalmente para los primeros minutos que son los más complicados de llevar. En tatum trabajamos módulos ad hoc para enseñar a los directivos a controlar los nervios, relajarse y saber manejar esos minutos iniciales.

Tiempo – el control de tiempos es otro de los temas más complejos e importantes, ya que si nos quedamos cortos, daremos la sensación de no saber del tema y si nos pasamos, se nos quedarán muchos mensajes sin poder comunicar. El consejo que desde tatum damos es que prepares la charla para un 80-85% del tiempo del que vas a disponer.

Estructura – Inicio + Desarrollo + Cierre – Esta será nuestra base para que la comunicación esté bien estructurada y sea comprensible a los oídos de nuestra audiencia. Pero además, tendremos que tener bien organizada cada una de las partes de esta estructura y algo más importante, ser capaces de tener nexos de unión de cada una de las grandes ideas para que nuestra conferencia tenga coherencia

Siguiendo este acrónimo que acabamos de ver, C O M P A R T E, seremos capaces de controlar gran parte de los factores más importantes y con ello, “quitarnos peso de nuestra mochila emocional”. En el mundo de la comunicación en público, no debemos dejar nada a la improvisación, ya que además del riesgo que eso conlleva, nos producirá una carga de estrés añadido al ya inherente al mundo de hablar en público.

Como alguien dijo alguna vez, “…se tardan varias semanas en preparar un buen discurso improvisado”.

“Chema…Chema…¡ despierta, que no llegues tarde a tu conferencia !” – susurró Ana a los pies de la cama.

Uffffff, buenos días cariño…con lo a gusto que estaba ahora. Bueno voy a darme una ducha, desayuno y me marcho a dar mi conferencia.” – contestó él.



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