John Winston Lennon es, probablemente, el icono musical de referencia del siglo XX (junto con sus colegas de los Beatles, claro).

Hace ahora 75 que nació un ser muy inseguro (incluso en el ámbito musical). Tras la separación de los Beatles su unión sentimental con Yoko Ono pareció darle la paz espiritual que anhelaba … lo parecía porque está unión no fue siempre tan intensa como creemos. En 1973 se publicó su 4º álbum en solitario. En esos momentos estaba viviendo en EEUU, separado de Yoko (en el período que se conoce como “el fin de semana perdido” … que duró muchos meses, por cierto), y sometido a un seguimiento por parte del FBI debido a su activismo político.

“Mind Games” era el título de este nuevo trabajo. En su forma más primitiva la canción que da título a este larga duración aparecía en las grabaciones de Let It Be (con el título provisional de “Make love not war”). Cuando retomó la canción la enfocó en base a la filosofía que aparecía en el libro “Mind Games” (juegos mentales) del matrimonio Jean Houston y Robert Masters. Según estos autores los juegos mentales eran un recurso “automático y/o intuitivo” de los humanos. Ahora bien, si se entrenaban y/o ejercitaban podían servir para “resolver problemas, eliminar conflictos, formar equipos, incrementar la concentración, potenciar el pensamiento visionario y aumentar la comunicación”.

El trabajo con la mente siempre ha fascinado a los expertos, si bien en los últimos años el conocimiento de nuestros mecanismos neuronales les tiene, literalmente, fascinados.

Una de las entidades que trabaja en este campo es el Mortimer B. Zuckerman Mind Brain Behabiour Institute (dependiente de la Universidad de Columbia, en EEUU): “Los mecanismos del cerebro, los trabajos de la mente, las complejidades del comportamiento humano, son los retos que definen la frontera científica. Nuevos métodos y herramientas se han utilizado para explorar la estructura y funcionamiento del cerebro … lograr decodificar el comportamiento humano sigue siendo un reto extraordinario”.

Uno de los objetivos y/o objeto de sus investigaciones son los escolares. Probablemente por eso estuvieran encantados en asesorar al equipo de Pixar que ha realizado “Del Revés (Inside Out)”.

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La cinta de Pete Docter (quien ha dirigido previamente “Monstruos S.A.” y la obra de arte “Up”) es la película nº 15 de los estudios Pixar (ahora integrados formalmente dentro de Disney … igual que Marvel … igual que Star Wars …) y es, de nuevo, una apuesta de riesgo por parte de John Lasseter (director, a su vez, y primer ejecutivo de la compañía).

Abordar una película con esta temática no es sencillo y, por ello, lo primero es felicitarles por llevarla a cabo (una película de estas características implica a un equipo muy numeroso de personas durante unos 5 años). Como siempre el primer comentario tiene que ser cinematográfico: en mi opinión es una buena cinta … aunque no llega a los niveles de la citada “Up”, o “Wall-E”, o “Toy Story”.

Metidos ya en harina identifiquemos a nuestra protagonista “secundaria”: la niña Riley que vive tranquilamente con sus padres en un entorno rural hasta que todos se mudan a la ciudad de San Francisco.

Digo lo de protagonista “secundaria” porque las auténticas protagonistas de esta historia son las emociones que Riley (y en realidad todos los personajes que aparecen en la cinta) tiene en su cabeza.

En uno de los primeros planos de la cinta, cuando se la ve como un bebé se oye una voz que dice “¿Nunca miras a alguien y te preguntas qué se le pasa por la cabeza? Pues yo lo sé”.

Esta voz pertenece a “alegría”, la primera emoción en aparecer … hasta que 33 segundos después aparece “tristeza” … y, sucesivamente, “miedo”, “asco” e “ira”. Cinco personajes que identifican las 5 emociones básicas con las que trabaja el cerebro de Riley.

A partir de aquí vamos viendo que ellas cinco interactúan entre sí, intentando dominar las situaciones por las que va transitando Riley.

Así mismo, aparecen otros elementos muy interesantes a considerar, como por ejemplo los “recuerdos esenciales”, aquellos que se fijan de forma muy significativa y perduran en el tiempo. Igualmente, estos recuerdos van conformando los distintos aspectos de la personalidad: “isla familia”, “isla hockey”, “isla payasada”, “isla amistad” e “isla sinceridad”. El tránsito entre estas distintas “islas” se realiza a través del “tren del conocimiento”.

Las emociones básicas, y su representación en “micro expresiones” han sido estudiadas en profundidad por varios expertos, destacando entre ellos Paul Ekman. El psicólogo identificó 6 emociones básicas, las mencionadas previamente más “sorpresa” y mantuvo que todas ellas son universales, es decir, que en principio están presentes en todas las culturas y, además, que tienen su representación en los gestos del cuerpo (en las denominadas “micro expresiones”).

En los estudios de Paul Ekman se basó la serie de TV protagonizada por Tim Roth “Miénteme” (su supuesto básico es bien sencillo: si verbalizas una cosa y tu cuerpo indica lo contrario … mientes).

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¿Y qué utilidad tienen las emociones? Pues que todas ellas son necesarias en un momento determinado. Por ejemplo en la película de Pete Docter se explicita que “miedo” tiene la función de mantener a salvo a Riley, que “asco” evita que se envenene, física o socialmente, que “ira” tiene como objetivo que las cosas sean justas, … ¿Y “tristeza”? ¿Qué papel ha de jugar?

A lo largo del fin, la emoción que toma un papel de liderazgo es “alegría”, por ser la más positiva, la más integradora, … siempre que hay una situación “complicada” y entra en acción alguna de las otras emociones “alegría” hace lo necesario para retomar el control.

Sin embargo hay un momento en la película en que Riley se siente tan mal y desolada que decide fugarse en un autobús … en ese momento todas las emociones intentan provocarle de alguna manera para que cambie de opinión … tanto toquetean la “consola” de la interacción con ella que … ¡deja de sentir!

Las emociones no saben qué hacer, Riley no responde … hasta que “tristeza” logra desbloquear la situación, Rilye piensa en que ha cometido un gran error y vuelve a casa. Al llegar les dice a sus padres (que estaban terriblemente preocupados) “Quiero irme a casa … no os enfadéis”. En ese preciso momento las emociones se miran entre sí cómo preguntándose quién debe prevalecer … y es justo “alegría” quien conduce a “tristeza” hasta la consola para que sea ella la emoción dominante. “Isla familia” vuelve a tener presencia (había sido destruida previamente) y todos lloran amargamente. ¡Era necesario estar tristes!

Las emociones, todas y cada una de ellas, tienen como finalidad mantener el equilibrio “emocional” de las personas … y podríamos decir que, por extensión, de las organizaciones. La “alegría” es una emoción positiva que es bueno que esté más “presente” entre nosotros, lo cual no significa que debamos reprimir el que en un momento determinado aparezcan otras emociones. Es por ello que debemos concluir que, aunque parezca un contra sentido, el estar triste en un momento dado es saludable. No nos reprimamos … “lloremos cuando tengamos que llorar”.



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